viernes, 2 de julio de 2010

Desastre


     


        Nunca como hoy extrañé a mi tierra cuasi natal. Un día antes del huracán, en México sentimos un temblor fuerte de 6.5º. En ese momento deseé estar en Monterrey, donde de temblores no sabemos nada, ya que no es zona sísmica. Me sentí insegura y ajena a la Cd. de México. Nunca me acostumbraré a sus desastres naturales. Hoy que veo las imágenes de cómo quedó Nuevo León, lo único que desearía es estar allá para ayudar aunque sea un poquito. Ya tendré oportunidad.

Mientras tanto reflexiono acerca de la grandeza de la naturaleza, los desastres naturales, además de todo lo malo que pueden ser, son un recordatorio inteligible de lo efímero que llega a ser la materia. Todos estamos expuestos al desastre, no hay cantidad de dinero que te brinde seguridad al 100%. La tecnología que ha definido nuestro tiempo, no ha podido crear sistemas confiables de prevención, no hay forma de determinar con exactitud la trayectoria de un huracán, o qué tan intenso será el próximo terremoto, o por lo menos cuándo será. Por muy poderoso que se sienta el hombre, la naturaleza siempre nos tiene a sus pies.

jueves, 1 de julio de 2010

¿Dónde está muerte tu victoria?


El día de ayer falleció mi tía abuela. Era una persona con buena salud y querida por sus familiares. Murió de un infarto al miocardio, se presume por un disgusto fuerte con alguien.

No sabemos cuándo vendrá Dios a nuestro encuentro. Debemos estar preparados. En la otra vida no llevaremos nada, excepto nuestra conciencia ante el Señor. La tristeza nos visita, aunque en realidad deberíamos estar alegres de que un ser querido ya esté en presencia del Amor...

La vida en la Tierra es pasajera. Es tiempo de pensar en lo que realmene tiene sentido, en vez de perseguir moscas y fantasmas, que al menor descuido desaparecen acompañados con nuestro pesar. En cambio si construyes tu casa en tierra firme...

martes, 29 de junio de 2010

Dones recibidos




          Todos tenemos por lo menos un talento, unos tienen más, otros menos. Unos saben hacer muy bien ciertas cosas y otras no tan bien. Al parecer hay un orden perfecto en lo que cada persona puede hacer. ¿Por qué no podemos hacer todo? Tal vez porque el tiempo que tenemos en este mundo es limitado y sería caótico que todos pudiéramos hacer las mismas cosas a la vez. De jóvenes es difícil conocer aquello para lo que somos buenos. Para los que tienen la fortuna de contar con el genio artístico, las cosas son muy diferentes, pues ellos no buscan su talento, el talento los encuentra a ellos y nunca los deja escapar. Para el resto de nosotros la búsqueda es más intensa, se necesita experiencia de vida para encontrar nuestro lugar en el mundo.

Los padres deben facilitar a sus hijos la búsqueda de esa característica especial que los hace únicos. Es erróneo pensar que el hijo tendrá automáticamente las mismas habilidades que el padre. Cuántos reyes a lo largo de la historia, han deseado encontrar en sus hijos un fiel y perfecto sustituto para cuándo ya no estén, la mayoría de las veces se topan con lo opuesto y sufren penosa decepción. Lejos de ser una cuestión de incapacidad o castigo divino, tiene que ver con el orden antes mencionado. Los hijos no son una extensión de las cualidades del padre, son seres únicos y muy diferentes. El padre enseña a su hijo lo mejor de sus cualidades, el hijo incorpora a sus propias cualidades las enseñanzas del padre y así se da el crecimiento personal. Cuando el padre se aferra a que su hijo sea igual a él; peor aún, cuando impide que el hijo encuentre sus propios talentos, el daño emocional del hijo es irreversible.

Esto de los talentos no se debe confundir con el éxito económico ni con la fama. Encontrar talento para la pintura, no asegura que serás un Picasso, pero el no serlo, no significa que eres un artista malo. La fama y popularidad muy pocos en este mundo la alcanzan, pero ese no es el fin de los los dones. Tenemos capacidades únicas para hacer el bien, aportar algo bueno a nuestro mundo. Sea lo que sea que hagamos, siempre será grande si utilizamos nuestras cualidades únicas para el bien, toda buena acción deja fruto que alimenta el alma. Los dones son herramientas con la única misión de hacernos dignos de alcanzar la vida eterna.

Descuido


Sin duda el oficio de enseñar y sobretodo guiar ha sido desvirtuado en nuestro país. Un profesor debería ser un ejemplo a seguir, una figura moral intachable para sus alumnos. La mayoría de las personas dedicadas a tan noble profesión, no la ejercen por vocación; sino porque no les quedó de otra...

Incluso algunas personas sólo ven esta profesión como un peldaño más a subir en su carrera profesional.

Ser profesor es una labor tan noble como ser médico o bombero. En la docencia lo que está en juego es el destino de sus alumnos. ¡Qué gran responsabilidad pesa sobre nuestros hombros!

La vocación del profesor es una vocación singular: implica renuncia, de ésta la más singular de todas, a saber, buscar el bien del alumno, incluso por encima del propio.

Desgraciadamente, pese a ser una profesión; la paga es inferior a la de un empleado de oficina, aunque la responsabilidad sea más grande.

Mientras la educación permanezca en manos ambiciosas y mafiosas, la educación no ocupará el puesto merecido y tan poco valorado.

lunes, 28 de junio de 2010

Estudio y Oración.


La vida de los cristianos debería ser como la de santo Tomás de Aquino: estudio y oración. Fe y razón. El hombre no puede vivir ciegamente de razones. Pascal dice: "El corazón tiene sus razones que la razón no entiende".

Todo cristiano está obligado a leer las Escrituras, meditarlas y estudiarlas con esmero. Con la fe, poseemos todo el conocimiento en potencia. Sin embargo, el hombre no puede prescindir de la razón: es parte de nuestro ser aunque sea limitada.

Estudiar va más allá de ir a la escuela y quedarnos con lo aprendido en ella. El estudio es una labor autodidáctica constante. Tenemos que formarnos día con día, de lo contrario nos estancamos. Es un hábito que se adquiere o no.

Lo mismo pasa con la fe, tenemos que alimentarla con la oración para que crezca y sea fuerte escudo contra las adversidades cotidianas.

Estudio y oración son refugio seguro para llegar a la felicidad.

domingo, 27 de junio de 2010

moscas


El pobrecillo de Asís llamaba a las monedas con el apelativo de "moscas". El dinero para él no tenía valor alguno. El hombre sólo contaba con la Providencia de Dios. Éste fue el ejemplo de vida de san Francisco, vivir de la fe.

Hoy día las personas van en busca de "moscas" con grande afán. El dinero es un medio, nunca fin; pero cómo se nos olvida...

En el periódico La Crónica del día de hoy, leo un artículo donde dice que los vagoneros, personas que venden piratería de toda clase en los vagones del Metro, ganan más dinero que los profesionistas. Cito el comentario de uno de ellos:


"Mira mi buen, aquí tu licenciatura- porque eso se ve por tu ropita y la manera como hablas- debes dejarla a un lado. Aquí es de romperte la madre y te juro por Dios que vas a ganar más que en otro trabajo".


Seguramente si trabajas como burro y ambicionas "moscas", sí ganaras mucho, sin embargo no puedes llamar a eso éxito ni siquiera estabilidad. Una licenciatura tal vez no te dé tanto dinero; pero sí superación personal, la cual aunada al trabajo constante, marcará la diferencia, no sólo en tu bolsillo, sino en la vida de los demás.

¿Trabajas para sobrevivir o para vivir intensamente?