viernes, 2 de septiembre de 2016

Protesto

 

      Por fin vuelvo a las andadas. No era para menos. He estado de aquí para allá. Las noticias en el país han causado revuelo. Creo que ya se ha dicho suficiente al respecto. Sólo diré que sí hubo plagio y la decisión de invitar a una persona non grata  estuvo mal. Para qué buscarle tres pies al gato. Los hechos no pueden enterrarse.

Confieso que no me gusta tratar sobre política, menos en mi país. Sin embargo resulta imposible zafarme porque estoy inmerso en ella. Quiera o no. Pago impuestos, voto en cada elección... Y es por eso que puedo exigir al Gobierno rendición de cuentas. Es mi deber y derecho.

Sin embargo corro el peligro de quedarme estancado en una zona de confort del "buen ciudadano":

Mientras cumpla con mis obligaciones, nadie puede molestarme, menos el Gobierno. Que no se les ocurra quitarme el agua, cortar el suministro de electricidad, etc. No se metan conmigo y tampoco lo haré con ustedes. Hay que llevar la fiesta en paz...

Esta forma de pensar permanece arraigada en un individualismo agotador. Pensar sólo en ti, debe ser cansado. Harta. No se ve más allá de la propia nariz. Se cree haber ganado, cuando en realidad hay pérdidas.

No permitir el paso a otro automóvil puede considerarse como (perdonen la expresión) un ya la hice. Y efectivamente esta persona individualista logró su cometido. Pero con su escasa visión, no alcanzó a ver que este tipo de acciones sólo provocan más embotellamiento, porque el flujo vehicular se detiene, el estreś aumenta y todo el tránsito colapsa. En cambio, si cada automovilista cede el paso a un solo vehículo, la historia cambia; el flujo vehicular se vuelve constante. El estrés baja debido a la amabilidad mostrada por los otros conductores.

Desgraciadamente los mexicanos carecemos de la visión brindada por el bien común. No se trata de ser mártires, anteponiendo todo sobre el individuo. Eso hacen las hormigas. Sólo pido tener un mínimo de sentido común, tan pequeño como un germen de trigo.

También hago una invitación a salir del conformismo que impera en las clases medias y altas. Es bueno alzar la voz de vez en cuando. No callar ante la injusticia. Es bueno manifestar nuestro rechazo. Hacerle saber a los dirigentes que sus artilugios ya no son efectivos.

Pero sí, debemos empezar desde lo más pequeño. Con una visión global. No hagamos eco de los corruptos. Ser íntegros, de una sola pieza.