viernes, 27 de mayo de 2016

Héroes de la Vida

 

Encontrar sentido a la vida, parece una tarea titánica la mayoría de las veces. ¡Cómo cuesta vencer el tedio y la monotonía! Levantarse antes de que salga el sol; café y fruta, combustibles necesarios para aguantar seis horas ininterrumpidas de estrés. Nunca falta el compañero/a zizañoso, enfocado principalmente en crear una atmósfera negativa. Hasta lo que no come le hace daño.

Llega la hora de la comida. La variedad del food court es perfecta. Lo suficiente para hastiar el espíritu más creativo. No me sorprende ver el rostro triste de un empleado, sentado frente a una hamburguesa y viendo videos de YouTube en su teléfono móvil inteligente. Su expresión lo dice todo: Fastidio. Sabe que es bastante difícil subir peldaños en el enramado social. Quizá para cuando tenga sesenta años llegue a ser gerente local y cambiar su auto subcompacto, el cual cumple bien su función de llevarlo del punto A al B. La media  hora de comida ha terminado. La otra mitad del tiempo, la perdió haciendo fila en el servicio de comida rápida. Regresar a la oficina con el tiempo suficiente y no más. Aguantar por lo menos tres horas de gritos y prisas. El "mal de puerco" a la orden.

Conducir una hora en el tránsito, que parece más bien un oceáno interminable multicolor. Un pez perdido en la vorágine de los miles de trabajadores, ansiosos por llegar a su dulce hogar, donde, si bien les va, podrán cenar tranquilos y ver televisión sin ningún pormenor. Una bebida fría nunca está de sobra. Pequeños placeres. Si la maestra no tuvo quejas de Pedrito, por su mal comportamiento, todo irá bien...

A fin de cuentas, todos estos sacrificios son por los hijos. Por salir una vez al año de vacaciones a la playa. Escapar del caos. Olvidarse de todo por cuatro días y tres noches. Dentro de veinte años, la casa será nuestra.

Los verdaderos superhéroes, son personas comunes y corrientes. Beben Coca-Cola y desayunan tacos de canasta. Viven al día. Se inmolan en la oficina por un futuro que ya no es suyo. No cosecharán los frutos de su ardua labor. Su esfuerzo está dedicado para los demás. No guardan nada para ellos. 

 Sé de dos personas que sí. Gracias a su esfuerzo me he convertido en lo que soy. Por decir sí a la vida, con sus espinas. 

El sentido de la existencia lo encontraron en los demás. Porque su recompensa no está en el mundo. El sentido del mundo, está fuera de él; pero inicia desde el interior.