martes, 29 de junio de 2010

Dones recibidos




          Todos tenemos por lo menos un talento, unos tienen más, otros menos. Unos saben hacer muy bien ciertas cosas y otras no tan bien. Al parecer hay un orden perfecto en lo que cada persona puede hacer. ¿Por qué no podemos hacer todo? Tal vez porque el tiempo que tenemos en este mundo es limitado y sería caótico que todos pudiéramos hacer las mismas cosas a la vez. De jóvenes es difícil conocer aquello para lo que somos buenos. Para los que tienen la fortuna de contar con el genio artístico, las cosas son muy diferentes, pues ellos no buscan su talento, el talento los encuentra a ellos y nunca los deja escapar. Para el resto de nosotros la búsqueda es más intensa, se necesita experiencia de vida para encontrar nuestro lugar en el mundo.

Los padres deben facilitar a sus hijos la búsqueda de esa característica especial que los hace únicos. Es erróneo pensar que el hijo tendrá automáticamente las mismas habilidades que el padre. Cuántos reyes a lo largo de la historia, han deseado encontrar en sus hijos un fiel y perfecto sustituto para cuándo ya no estén, la mayoría de las veces se topan con lo opuesto y sufren penosa decepción. Lejos de ser una cuestión de incapacidad o castigo divino, tiene que ver con el orden antes mencionado. Los hijos no son una extensión de las cualidades del padre, son seres únicos y muy diferentes. El padre enseña a su hijo lo mejor de sus cualidades, el hijo incorpora a sus propias cualidades las enseñanzas del padre y así se da el crecimiento personal. Cuando el padre se aferra a que su hijo sea igual a él; peor aún, cuando impide que el hijo encuentre sus propios talentos, el daño emocional del hijo es irreversible.

Esto de los talentos no se debe confundir con el éxito económico ni con la fama. Encontrar talento para la pintura, no asegura que serás un Picasso, pero el no serlo, no significa que eres un artista malo. La fama y popularidad muy pocos en este mundo la alcanzan, pero ese no es el fin de los los dones. Tenemos capacidades únicas para hacer el bien, aportar algo bueno a nuestro mundo. Sea lo que sea que hagamos, siempre será grande si utilizamos nuestras cualidades únicas para el bien, toda buena acción deja fruto que alimenta el alma. Los dones son herramientas con la única misión de hacernos dignos de alcanzar la vida eterna.

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