jueves, 24 de febrero de 2011

¿Qué dice el viento?

Alejandro estaba sentado en la parada del trolebús. El aroma de los granos de café, molidos en la cafetería, en la esquina de espumosos recuerdos, llenaba los pulmones citadinos con recargas amargas, deliciosas. El griterío estudiantil era la armonía de sentirse libre del pesado hedor temporal: ser estudiante aquí y ahora.
La brisa pronto se intensificó levemente. El semáforo marcaba el verde; no obstante la calle libre de automóviles manifestaba una tranquilidad única, irrpetible, rara en transitada avenida.
"Los árboles parecen comunicarse a través de la caricia del aire. No entiendo tan sútil lenguaje: debe ser amor. En medio del bullicio, el día a día no los altera. La naturaleza manifiesta alabanzas, cantos encendidos..."
-¿Qué miras tan fijamente?- le preguntó.
-Los árboles.