viernes, 24 de septiembre de 2010

19 de Septiembre.

Muchas personas, sobretodo del gobierno, afirman que el terremoto de 1985 mostró la capacidad de ayuda de los ciudadanos. Precisamente el enfásis está en la capacidad, no del gobierno sino de los mismos ciudadanos para salir adelante.
Un gobierno paternalista y un pueblo esperanzado en las promesas es una fórmula retrógada. Es tiempo de reflexión sobre tomar la batuta de nuestro propio destino como pueblo, en vez de cruzarnos de brazos hasta que el gobierno tome cartas en el asunto. No olvidemos que el mismo gobierno se constituye de ciudadanos. Si los cimientos de la ciudadanía no son lo suficientemente fuertes, todo el entramado de Nación caerá. Si la ciudadanía es corrupta, lo mismo acaecerá sobre el gobierno, tan humano como el pueblo.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Reprobados

No hay que indignarse cuando alguien se equivoca al cantar el Himno Nacional Mexicano, recordemos que el 80% de los maestros a nivel secundaria salieron reprobados en las asignaturas que enseñan. Somos un país de reprobados y no hay nada peor que un hipócrita criticando a una persona al reflejar el nivel educativo de su país.

Un sólo Dios

El evangelio del domingo pasado es uno de los pasajes que más me gusta, en unos cuantos párrafos se resume el ideal de vida que pretendo seguir. El dinero se ha colocado como lo más importante en el corazón de muchas personas, me da tristeza que tenga más valor un billete que la alegría de una sola persona. La ambición nubla nuestro entendimiento, nos hace egoístas, ególatras, y nos da un sentimiento de superioridad frente a los demás que no es real, es apariencia. Al final de la vida, el dinero se esfumará y sólo quedará nuestra esencia.

Aquí les dejo la lectura a quien le interese leerla:


Lc 16,1-13.

Decía también a los discípulos: "Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes.

Lo llamó y le dijo: '¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto'.

El administrador pensó entonces: '¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza.

¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!'.

Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: '¿Cuánto debes a mi señor?'.

'Veinte barriles de aceite', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez'.

Después preguntó a otro: 'Y tú, ¿cuánto debes?'. 'Cuatrocientos quintales de trigo', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo y anota trescientos'.

Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz.

Pero yo les digo: Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas.

El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho.

Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien?

Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes?

Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero".