viernes, 23 de octubre de 2015

¡Homo Videns, atrévete!



      Hace unos días, tuve la fuerza de voluntad suficiente para abandonar las novelas y hojear el célebre libro de Giovanni Sartori, Homo Videns. Es una obra que invita a la reflexión. Sobre todo en una sociedad plagada de imagenes, en la cual el pensamiento racional se pierde, queda vacío. ¿Por qué? Lamentablemente el cerebro; o se llena de ideas o se atiborra de cualquier cosa. La segunda opción es la más sencilla de seguir. No exige ningún esfuerzo. Basta con encender el televisor, sentarnos en nuestro rincón favorito, dejando que alguien más rumie la ideas para consumirlas. Poca falta hace un pensamiento crítico, ante el desfile de imagenes que halagan nuestra sensibilidad. Fuera la sensatez crítica. 

Adelanto mi conclusión: La Televisión aletarga el entendimiento. Es una droga virtual. He aquí el verdadero opio del pueblo. Nuestro actual Circo Romano.

El fin de la televisión no es otro que entretener. Fuera de esto, añadiríamos funciones ajenas a esta caja hipnotizadora, fábrica de verdaderos zombis. Vampiro inmóvil que descarga nuestra vida e infunde necesidades de consumo. Interrumpo mi  negatividad por un motivo sencillo: También he caído ante la serie de espejismos transmitidos diariamente. Desde una vorágine informativa por las mañanas, hasta la serie policiaca que nos arrulla por la noche. No voy a negarlo. El problema es cuando queremos trascender el fin lúdico de la televisión. Si el tele-noticiero se convierte en nuestra única fuente de información, si llenamos nuestra memoria con pura imagen sin contenido, entonces nuestra capacidad racional queda en jaque.

La imagen se ha vuelto garante de verdad. Está valuada en más de mil palabras. ¿No es cierto? Sin embargo confiamos arbitrariamente en la intención del comunicador. Ya no tenemos que invocar a Dios como testigo. Basta con "citar" lo visto en el noticiero matutino, para respaldar nuestra humilde opinión. Porque eso es: Opinión. El homo sapiens, no puede saciarse sólo con opiniones. Bien afirma Aristóteles en el libro primero de la Metafíscia: "Todos los hombres desean por naturaleza saber".

Sartori tristemente nota que el homo videns está aniquilando la capacidad distintiva del homo sapiens, a saber, la abstracción. La única solución está cerca de nuestras narices. Parece fácil; pocos lo harán realidad. Hace falta acercarse a los libros. Leer, leer y leer. Con la lectura nuestro pensamiento crítico entra en juego, en un rol fundamental. No sólo recibe; también participa, aporta. Hay una especie de diálogo entre el libro y su lector. La opinión aportada se enriquece con lo leído. Se convierte en conocimiento.

Sólo falta atreverse...