martes, 26 de junio de 2018

Muchos libros y pocas nueces




                Desde niño siempre he tenido un libro en mis manos. La mayoría de los libros eran de superación personal. No revelaré al dueño. Era lo que había. También podías encontrar novelas baratas de amor y cuentos infantiles. Las novelas romanticonas fueron ignoradas por mí. Se veían muuuuy aburridas.

También recuerdo un libro sobre dinosaurios. Tenía unas ilustraciones demasiado realistas. Me infundían nostalgia por no estar ahí, en esos tiempos. Todavía no sabía que el ser humano era una especie prácticamente nueva y los dinosaurios habían dominado la Tierra hace millones de años. Hay muchas incógnitas sobre su extinción. Fueron señores de la Tierra por más de ciento sesenta millones de años y desaparecieron...

Empecé a leer La Maquina del Tiempo de H.G. Wells. Me tiene entusiasmado. Hay un párrafo en el cual el autor comparte la filosofía del tiempo agustiniana:

         -Y usted no puede moverse de ninguna manera en el Tiempo, no puede huir del momento presente.

         -Mi querido amigo, ahí es donde se equivoca usted. Ahí es justo en lo que el mundo entero se equivoca. Estamos escapando siempre del momento presente. Nuestras existencias mentales , que son inmateriales y que no tienen dimensiones, pasan a lo largo de la dimensión del Tiempo con una velocidad uniforme, desde la cuna hasta la tumba. De la misma manera que viajaríamos hacia abajo si empezásemos nuestra existencia cincuenta millas por encima de la superficie terrestre.

Para san Agustín el tiempo es distensión del alma. El ser humano puede recordar con alegría momentos tristes. El alma puede "viajar" en el tiempo.

Si tuviera una máquina del tiempo, viajaría a la época de los dinosaurios. Viviría en carne propia las ilustraciones de mi libro... También conocería a los grandes personajes de la Historia. No me atrevería a cambiar los acontecimientos o interferir directamente en la línea temporal. No quiero un efecto mariposa indeseado. Tampoco viajaría al futuro; me da miedo.

Por cierto ya vi la última película de Jurassic World. Siempre los dilemas éticos de la ciencia. ¿Si algo es factible científicamente, lo será moralmente? La ciencia se degrada a un simple hacer por hacer. Porque puedo...

Si quieren dilemas entre ciencia y ética, lean Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley.