miércoles, 14 de julio de 2010

Nadie sabe lo que tiene


Siempre queremos más cosas y más y más. Si nos preguntamos por qué, nadie sabe responder. Porque el obtener cosas sólo por poder adquirirlas es un signo evidente de nuestra deshumanización. Buscamos llenar un vacío con granos de arena en un saco perforado, sin fondo.

El saco jamás se llenará, porque nuestros más grandes anhelos pertenecen al ámbito de lo inmaterial.

Un aspecto más, lo inmaterial podemos donarlo a los demás y nunca se terminará; al contrario, siempre tendremos nuestro saquito lleno. Las leyes físicas no aplican.

Si buscamos lo duradero, no tendremos por qué arrepentirnos.

lunes, 12 de julio de 2010

No estamos solos




        El evangelio de este domingo trató sobre la parábola del buen samaritano. La emergencia por la que atraviesa el norte del país hace necesario retomar las enseñanzas de Jesús respecto al prójimo. Hay que ayudar, no con lo que nos sobra, sino compartir lo que valoramos como propio. El corazón y el alma requieren entrenarse en el amor, hay que ejercitarnos en ver al prójimo como un ser especial y amado por Dios. No estamos solos& y nuestra relevancia en este mundo depende de los otros y de la capacidad de ver en ellos a nosotros mismos.

Te basta mi gracia.


Dios puso el secreto de la felicidad en el corazón de cada hombre. No pudo haber elegido lugar más oculto y más al alcance.

Sin embargo buscamos la felicidad donde no está: dinero, poder, placer... Nos aferramos a pequeñas dosis de felicidad, que terminamos por creer que lo es.

La felicidad no está en el viento impetuoso, ni en la gloria de la fama. Está en los detalles, en la simplicidad de la vida.

Parece increíble, cuando estamos acostumbrados a nuestros aires de grandeza, pero un sonrisa en un día común y corriente le da sentido a todo el Universo.

Dios me vio sonreir, lo cual le sirvió de pretexto para crearnos, por amor.