sábado, 31 de octubre de 2015

Cala-Verito.

A mi esposa (sobra decirlo):


     Muy entretenida se encontraba Vero, 
como era costumbre, oyendo al Bloguero
sin percatarse de tremendo aguacero.

Cinco minutos más, esperaba con alegría
pues el video semanal pronto terminaría,
y la vasta colección de episodios, reproducía;
era lo que You Tube desdeñoso le ofrecía...

Sin deberla ni temerla, una visita llegó.
Era la Flaca, que ya la buscaba.
Desprevenida; con calificaciones, lloró,
en sus pobres alumnas pensaba.

Era sin lugar a dudas, el momento
anhelando, platicaría sin lamento
con Platón y Aristóteles, no miento.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Pequeños placeres.


         He tenido varias inquietudes. No es para menos. Llevo cuatro lecturas alternándose en mi mente y en mis gustos. Por la mañana leo un ensayo sobre santo Tomás de Aquino. Contrario a lo que se piensa comunmente; el Aquinate elaboró una filosofía propia, construida con categorías aristotélicas. En mis ratos de ocio (que son la mayoría), leo la cuarta entrega de la trilogía Millenium; la cual desgraciadamente no pudo terminarse por el autor original. Los primeros capítulos han satisfecho mi gusto por las conspiraciones y las personas genio. Lisbeth Salander entra en tan selecto grupo. Una heroína a su manera. 


Por la tarde, acompañado por una buena taza de café, hojeo una biografía sobre  la Emperatriz Carlota de México. Este libro en particular fue comprado por mi esposa en la reciente Feria Internacional del Libro en la ciudad de Monterrey.  Por menos de cincuenta pesos, los detalles biográficos de esta gran mujer llegan a mi acervo interior. Reservo un libro de Gabriel García Márquez para leer después, que conseguí por diez pesitos. Si hubiera tenido cien pesotes, sería el afortunado dueño de toda la obra de Gabo... ¿Quién dijo que la cultura no estaba al alcance de todos? Recuerdo una escena de la película Good Will Hunting, protagonizada por Matt Damon, donde, metido en su personaje le reclama a un presumido y fresa estudiante universitario, que pagó miles de dólares por una educación disponible en la Biblioteca Pública. Sólo falta querer saber. 


Curiosamente, los momentos de mayor reflexión ocurrieron dentro del autobús. Sentado junto a la ventanilla, rumiaba las ideas ofrecidas mediante un diálogo silencioso. Yo pregunto y el autor tiene que responder porque no le queda de otra. Las respuestas están ahí; si no, buscaré quién me las diga. En otro autor, con seguridad las encontraré.


No dispongo, como la mayoría de las personas, del gran privilegio de perder el tiempo. Siempre está en juego algo más que el conteo, abstracto de los instantes. Hasta en el camión debía estudiar. Extraño esa permisividad cognitiva, bien lograda en la Ciudad de México. Ahora que estoy en Monterrey; resulta más fácil y económico trasladarme en automóvil particular, que en el transporte público. Sorprenden las divergencias sociales en un mismo país. Ahora escucho podcasts cuando los trayectos largos se presentan. Es placer intelectual. No cuesta nada. Bueno, en realidad exige nuestro tiempo. Lo más valioso, porque implica Ser, dar-nos...


Por la noche, con léctor electrónico en mano, revivo las aventuras del Señor de los Anillos o río a carcajadas con las geniales ocurrencias del Quijote. Lo hago con intención de conseguir sueños fantásticos, donde yo sea el héroe. Me conformaría si participara en los relatos. Sí, el Quijote es una verdadera joya. Si supieran las carcajadas que produjo en mi ser... Pocas veces he reído tanto. De ambas obras, es la segunda lectura emprendida. Muchos detalles escapan con una sola lectura. Soy pésimo recordando nombres. De los apellidos, ni se diga.


Hay días en los que nada sucede. Por causas de fuerza mayor, me es difícil encontrar el sosiego necesario para continuar con mis escapes de lectura. Ese día para mí, es día perdido. A pesar de hacer otras cosas; como si nada hubiese hecho.


No concibo que en este país haya pocos lectores. No hay fórmula mágica para el cambio. Sin embargo, es el mejor comienzo. Por ejemplo: No sé cómo ande Nuevo León estadísticamente hablando en niveles de seguridad. Tendré que visitar el sitio del INEGI. Las televisoras, no obstante andan circulando noticias (incluso de años atrás) con imágenes de violencia; afirmando categóricamente y sin temor a equivocarse que los índices delictivos han aumentado con el cambio de  gobierno. Sea cierto o no, poco importa; puesto que no respaldan sus imágenes con datos macizos. Para una mente crítica, esas notas carecen de objetividad, esconden fines tendenciosos. Lamentablemente las noticias pueden ser fabricadas o maquilladas. 


Ante esta situación es imperativo fomentar el gusto por la lectura. Veinte minutos ya no son suficientes. Pero, como dije arriba: por algo se debe empezar. La lectura es alimento mental. Sacia nuestro cerebro con ideas. Con el tiempo las hacemos propias. Y esto se pone mejor: Añadimos el condimento de nuevas ideas. Las comparamos con otras. Nos hacemos partidarios del mejor argumento, sacudiendo las opiniones. Llenamos de contenido nuestra opinión sobre algún tema. Por último, no nos conformamos con cualquier cosa. Exigimos lo mejor de lo mejor. 


Todo esto ocurrirá con un simple, pero eficaz detonante: Leer.