martes, 12 de octubre de 2010

Vence el mal con el bien.

En Monterrey respiramos con amargura los vapores hediondos y sangrientos de la violencia. Un camino de velas, donde hace poco una joven falleció por estar en el lugar y tiempo equivocado, nos muestra una llama esperanzadora... La mayoría de los mexicanos queremos paz. Si tan sólo nuestra voz se tornase en un grito ensordecedor. La filosofía de la corrupción al final sí mostró sus fatales consecuencias.
No estaría de más otra marcha por la paz. Estoy plenamente convencido de que las personas buenas son mayoría; sólo nos falta ver que la bandera del bien nos une.
No es un camino fácil ni atractivo; pero sólo así podemos alcanzar la paz. El gobierno es incapaz de dar lo que no tiene.
Para los creyentes la mejor sálida de esta ola de maldad es a través de la oración. Parece poco, sin embargo es un gran comienzo.