lunes, 22 de junio de 2020

Cuarentena con Platón.



     Soporté tres mese en cuarentena. Tuve  que romperla. El trabajo y la falta de dinero pudieron más. Eso sí, llevo puesto mi cubrebocas a su vez cubierto por una careta de plástico. Así será muy difícil tocarme la cara...

Everybody lies, es la sentencia de dr. House, la cual curiosamente adquiere mucho valor en estos días de pandemia. Debo suponer que todos mienten; cualquier persona es causa de infección. Todos apestan. Portan el virus, por lo que debo cuidarme de todos. Yo no sé dónde estuvo mi prójimo, ni con quién estuvo, ni si esa persona fue tan cuidadosa como yo en asuntos de higiene y sana distancia. En consecuencia, si yo no me cuido nadie lo hará. 

Muchas personas pregonan la inexistencia del virus; otras invocan teorías conspirativas basadas en videos y artículos compartidos en redes sociales. Lo que no saben es que esas redes viven del número de vistas generadas. Esas vistas implican ganancias para esas redes. Usan algoritmos para mostrarte más contenido, basado en tus búsquedas recientes. En pocas palabras, saturan tu mente con un mismo tema y visión. Terminarás por adoctrinarte por cuenta propia. A las redes sociales lo que menos les importa es la verdad. La realidad es aburrida, no es redituable.

En clases de lógica me enseñaron: De la falsedad se puede concluir cualquier cosa. Para prueba analicen objetivamente (si pueden) las teorías conspirativas...

El ser humano es propenso a basar su pensamiento en creencias por encima de los hechos. La fe no puede ser ciega; tampoco desconectarse totalmente de la razón. Fe sin razón es dogmatismo. Es cierto también, hay quienes guardan fe en la ciencia. Creen que la ciencia tiene todas las respuestas.

Hay una persona híbrida entre el dogmatismo y el cientificismo, surgida a raíz de esta pandemia: La persona que sabe de la existencia del virus; pero relaja las medidas sanitarias porque mantiene el pensamiento de que la muerte de cierta forma está predestinada: "Cuando te toca te toca; o, de algo me he de morir; o, sólo muere población en riesgo".  Pensamientos falaces y egoístas. 

República de Platón. Trad. Antonio Gómez Robledo.


Por ello, ahora me he recluído en mis pensamientos, para no contagiarme con el virus de la ignorancia, más contagioso y peligroso que el coronavirus. Gibrán Kahlil decía: Jesús curó a los ciegos y cojos; pero a los tontos no los pudo curar.

 Aprovecho estos tiempos de reflexión para leer la República de Platón. Voy a leer un libro de esa obra por semana, para reflexionar. En el libro I aborda el tema de la justicia, muy ad hoc con el tema de la corrupción. Un interlocutor bastante fuerte para Platón (en voz de Sócrates) es Trasímaco, quien afirma que la justicia no es otra cosa que el interés del más fuerte. Trasímaco es el predecesor de Raskolnikov y de Zaratustra... En la realidad parece imperar el injusto sobre el justo. Cambién la palabra injusto por la de corrupto y todo embonará. Porque el injusto parece vivir bastante bien, rodeado de poder, riqueza e impunidad.

Aquí una cita de lo dicho por Trasímaco:

“Lo que debías tú ver, Sócrates, si no fueras tan ingenuo, es que el varón justo lleva donde quiera la peor parte en comparación del injusto”. 343d-344c. 



Líneas adelante Trasímaco agregará: 



“La justicia es inútil y la injusticia útil”. 348c. 


Si observamos cómo viven los corruptos, podemos contemplar que en esta vida les va bastante bien, por eso el argumento de Platón se topa con la realidad. Pero Platón no puede admitir que la injusticia sea una virtud, que sea algo bueno de suyo. 


La justicia implica cierto orden. Platón probará que la injusticia no puede ser una virtud y quien comete injusticia, en cierta forma está más o menos apoyándose en la justicia: 


Sócrates dirá: 


“Si imaginamos un Estado, o un ejército, o una banda de salteadores o ladrones, o cualquier otro grupo de asociados para perpetrar alguna injusticia, ¿crees tú que serían capaces de tener el menor éxito si no observaran la justicia entre ellos?”. 351 c. 


“Pero si es así, Trasímaco, es porque la injusticia es causa de disensiones, de odios y batallas de unos contra otros, mientras que la justicia mantiene la concordia y la amistad, ¿o no es así?” 351 d. 


“Alguna justicia, evidentemente, debió de haber entre ellos, en la forma injusta que lo hicieron sus adversarios, y por esa justicia pudieron hacer lo que hicieron. Cuando se lanzaron a sus empresas injustas, no estaban sino a medias estragados por la injusticia, ya que quienes son del todo perversos y perfectamente injustos, son por ello mismo, perfectamente incapaces de toda acción”. 352 c. 


Termino cita y actualmente podemos ver la división y confrontación que causa la injusticia en nuestra sociedad. El tema del racismo es prueba de ello. Las personas no están satisfechas con un gobierno que discrimina e incluso mata por el color de piel. Sin justicia no puede haber orden ni concordia, sólo impera el odio. 


Para Platón la justicia es una virtud del alma, consiste de obrar de acuerdo al bien, de la mejor manera posible, no de dar a cada quien lo que merece. Obrar de acuerdo a tu ser, a tu alma. 


El libro termina sin definir exactamente qué es la justicia. Pero nos da bastante material para reflexionar en nuestra situación actual. 


Espero que se den la oportunidad de leer a Platón, no se arrepentirán.
Bibliografía.

Platón (2000). La República. (Trad. A. Gómez Robledo). Bibliotheca Scriptorum Graecorum Et Romanorum Mexicana. UNAM.