viernes, 5 de agosto de 2016

He regresado... Del cine.

   Tras unas breves vacaciones, ya es hora de volver a las andanzas. ¡Vaya que hubo poca tregua! Asuntos personales, laborales y vocacionales me tuvieron del tingo al tango. Si todo sale como espero, pronto tendrán noticias sobre algún proyecto en puerta.


Vacación no es otra cosa que el ocio buscado por sí mismo. La actividad más recurrente fue sin lugar a duda, ir al cine. Es uno de los poquísimos lujos asequibles para cualquier mortal. Sobre todo si ese mortal vive en México. Ir al cine cumple tres requisitos clasemedieros, o sea, las tres "b": Bueno, Bonito y Barato.  El cine mexicano está por encima de otros países, incluso de Estados Unidos. Siempre he ido acompañado al cine. No me gusta ir solo. Desde hace ocho años, ir con mi esposa es tradición. De hecho no he pasado ni un solo cumpleaños sin culminarlo en el cine. No pueden faltar palomitas, refresco y nachos con queso. Antes de iniciada la función, ya me he terminado media soda y los nachos por completo. Acudo a las reservas de mi pareja.


Vimos tres peliculas. La primera sobre tiburones; la segunda sobre magos (no nos gustó, sea dicho de paso); y la tercera de un pez con problemas de memoria. Eso sí: procuramos ser exigentes a la hora de elegir. Los documentales los vemos por Netflix. También nos gusta el cine de arte. Desgraciadamente nos vemos en la necesidad de comprar los DVDś, porque el cinema donde exhibían tales películas, fue cerrado por falta de público. Marcada como pendiente está una película sobre Hanna Arendt. Haré un espacio para verla. Con este calor se antoja una cerveza fría. En la ahora llamada Ciudad de México es una rareza. ¡Cómo se ve que no conocen temperaturas superiores a los treinta y cinco grados! En tierras templadas la única forma de sudar es ejercitándose.


¿Cómo definiría en una sola palabra, las calles de la Ciudad de México? Fácil: Comida. Todo gira en torno a los antojitos y garnachas. Huelen a fritura. Sí, extraño los tlacoyos y quesadillas.


Monterrey es una ciudad difícil para un recién converso vegetariano como yo. Todo es carne. La comida internacional puede ser mi salvación.