En este país hay muchos líderes de opinión. Por muy líderes
que sean, rara es la vez en que los escuchan.
Vamos a vestir a un analista de payaso, lo más cercano a un
homeless, ¿Qué obtenemos? Sí, exacto.
La verdad es incómoda; pero si la enmascaramos se hace intocable. Si la aderezamos con irreverencias, sabe mejor.
Si adaptamos la opinión política a la pública y viceversa, la volvemos a rumiar... El teatro político mexicano.
Tercera llamada.
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