sábado, 18 de enero de 2020

Desde mi sillón.



     Tuve la oportunidad de estrenar mi copa glencairn. La experiencia fue muy grata. Es un vaso diseñado para despertar los aromas escondidos en el whiskey. Es que el licor debe gustarse con tres sentidos: vista, olfato y gusto.  Beber es muy parecido a leer: puedes devorarte un libro de un tajo o puedes rumiarlo, saborearlo, hacerlo parte de ti... Mi esposa me mostró un vídeo donde un famoso youtuber usaba la misma copa. Dato curioso.

Siempre he querido disfrutar de mis lecturas desde la comodidad de un sillón reclinable.  Cada año prefería gastar el dinero en otras cosas. Hasta que finalmente mi esposa me convenció; me dio el empujón necesario para decidirme. En este mes los descuentos no se hicieron esperar, y pudimos adquirir este mueble a un precio justo. Mi lógica es simple: Si para mi bebida usaré un contenedor especial, por qué no un artefacto semejante para realizar mis lecturas. Me imagino recostado en él, con el libro en turno sobre mi regazo. Lástima que no alcanzó para un sillón con portavasos. Así podría imaginarme con whiskey en mano...

Foto tomada en la tienda.

Por fin mi deseo de cada Navidad se cumplió. No tengo pretexto para no leer más. También puedo sentarme en el reclinable y escuchar podcasts. Sólo relajarme. Mis perros no dejaron de olfatearlo como si fuese un objeto extraño, un invasor de su tranquilidad ahora perturbada.

En cuanto a los podcasts, me atrevo a recomendarles TED en español (o en inglés si lo entienden). Son pláticas de varios invitados sobre temas diversos. Dicen que te hacen más inteligente. Quién sabe. Ciertamente sí dan una visión más amplia del mundo. De historia y cultura, El banquete del doctor Zagal es la opción. 

Aquel sillón se ha convertido en trono. Cuando dominamos nuestras pasiones, nos erigimos en reyes. Es más difícil gobernarnos que dirigir personas o Estados. El manejo de subordinados es como un reflejo del control emocional. Sin darnos cuenta, nos proyectamos. Manifestamos nuestro interior...

Desde el horizonte de mi sillón, contemplo y medito, incluso recuerdo. Estoy en mi palacio mental. Libertad. Un refugio del ruido externo.


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