lunes, 12 de julio de 2010

Te basta mi gracia.


Dios puso el secreto de la felicidad en el corazón de cada hombre. No pudo haber elegido lugar más oculto y más al alcance.

Sin embargo buscamos la felicidad donde no está: dinero, poder, placer... Nos aferramos a pequeñas dosis de felicidad, que terminamos por creer que lo es.

La felicidad no está en el viento impetuoso, ni en la gloria de la fama. Está en los detalles, en la simplicidad de la vida.

Parece increíble, cuando estamos acostumbrados a nuestros aires de grandeza, pero un sonrisa en un día común y corriente le da sentido a todo el Universo.

Dios me vio sonreir, lo cual le sirvió de pretexto para crearnos, por amor.

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